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RustypetaS

La aventura cotidiana (I)

Todavía cuelgan de mi espalda y mi cara los hilos invisibles que me ataban a la cama.
Camino absorto en pensamientos perezosos, parecidos a los sueños, mientras la claridad incipiente promete un día soleado.
Al llegar al metro, paseo por el andén entre la multitud que se agolpa ante la vía. Las miradas perdidas se clavan en el infinito, si no tienen un papel donde reposar. Algunas voces dormidas hablan por no callar o, tal vez, por miedo a desaparecer. Un estruendo creciente se hace metro, y no pienso participar en la batalla del asiento. Me debato entre tres salidas al horror del paisaje. El sueño que, todavía reciente, pesa en mis párpados como una amenaza; la lectura y el ensueño.
Observo a mi alrededor, miro las caras de la gente, busco la mirada de algun cuerpo que, cómo yo, sienta sorpresa por lo cotidiano. No lo encuentro. Las miradas no se buscan, más bien se esconden, pululan por el vagón con el deseo de anonimato y, fugaces, rebotan al menor contacto. Buscan un rincón solitario, un horizonte cercano de donde broten jirones de pensamiento abstracto. ¿Les da vergüenza encontrarse? Seguro...presas en un vagón como están, claudicando al trámite. Algunas expresiones bobaliconas, algunas miradas con un brillo lejano, son la prueba del ensueño, que ocupa como una droga la mayoría de las mentes en movimiento. Ah!... El ensueño...resistiré a sus cantos de sirena, a su promesa de éxito, a su encantador aroma...para evitar la resaca de inactividad que conlleva... (CONTINUARÁ)

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Enfadao conmigo mismo -

Autor: Javi