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Y desde Roma escribo: "he llegado al ECUADOR" by Vìctor Ariza

Hola Hola Hola...
Justo hoy llego al ECUADOR de mi periplo Italiano/Romano. Justo hoy puedo echar vista atrás y enseñar con palabras, una ínfima parte de lo que he vivido, pero con la intención de hacer llegar y divertir, a aquellos que quieran leer, algo de nuestras vivencias. Las vivencias son muchas, y diarias, pero lejos de nuestro principal objetivo, la lengua italiana y el descubrimiento de quizás, una de las ciudades más bellas del mundo (de esto, a modo personal, estoy absolutamente seguro, absolutamente enamorado). Pero como decía de estos dos aspectos no voy a hablar, es tontería, del idioma, ya se verá a nuestra vuelta y de la ciudad, cada uno es libre se visitar lo que quiera, y para gustos los colores. Así que me quiero limitar a explicar hasta donde hemos llegado...

Tras un periplo de adaptación a la capital de Italia, ya han pasado, exactamente, 29 días de los 58, que me he marcado como (“capo”) fin de la estada. De todas formas, afirmar esto, sigue siendo una formalidad. Obviamente, por culpa del dinero, deberé retornar, pero me encantaría poder estar unos meses, en la misma situación de como estoy ahora.
Y digo “ahora”, porqué durante estos 29 días han pasado muchas cosas...

CAMPING VILLAGE FLAMINIO:
Dos turistas viviendo de lujo. De la incomodidad de una cama compartida, al esplendor, comidas fuera, visitas turísticas (sin entender nada y sin conocer absolutamente nada, ignorancia/incredulidad), al chapurreo de un falso idioma. 7 días entre el disfrute turístico/borreguil a la angustia de encontrar piso...

DE DUE ALLORI A ANAGNINA PASANDO POR TERMINI:
Una semana tardamos en encontrar dos “stanza” (habitación) en la misma casa. A través de una agencia nos proporcionaron un piso. Pero previamente, debíamos pasar, cada uno por un hogar distinto, alejados durante 15 días. Dos domicilios, periféricos, en sitios tan cercanos como opuestos de la comunicación ferroviaria, dónde nos unían la famosa estación de Termini (Est.Sants para entendernos). Uno en el autobus (el 105), el otro en La Metro (aprox. 15 paradas). Y desde ahí, ya juntos, otro bus, y pa´l centro, a descubrir...
De esta etapa mucho se podría decir. Pero, resumiendo, ambas casas eran la cara y la cruz, aunque con muchos “peros”, lo que sumado, lo hacía aún más temporal... Yo a Due Allori y él a Anagnina.
Mi cuchitril, con una cadena de W.C como extractor para ventilar a modo de ventana, con un mueble que para colgar una percha necesitabas medir 2’20, con una cama llena de agujeros y suciedad, algo indecente. Un ventilador, reposaba en una estantería, junto a una botella, que tiempos inmemoriales había servido de candelabro, ya que aún conservaba el poso de una vela. La habitación húmeda y fría, almacenaba un sinfín de polvo y suciedad, el cojín amarillento era el último de los objetos que “atrezzaba” un cuartucho, iluminado por una lámpara de techo, que se encendía cuando le andaba en gana. Y luego, la cocina, donde la idea de “pequeño”, no abarca todo lo que define bien el adjetivo. Sucio, no, perdón, asqueroso, en los fogones restaba un fideo de quién sabe cuando, quién sabe de quién, con los restos del pertinente sofrito expandidos, por toda la cerámica, y los muebles, puestos a una altura estratégica para abrirse la cabeza con los cantos (recuerdo 3 golpes, en el primero rocé el “coma” me mantuve consciente, gracias a varios gritos que salieron de mi boca: “baffanculo, baffanculo,...”, y a la inestimable ayuda del otro inquilino, sus risas, me hicieron retornar en mi mismo. El baño, donde una persona más o menos grandota/obesa no podría acceder, ni mucho menos permanecer dentro, aquéllo era minúsculo, era el último sitio al que tenías derecho a ocupar. No había más, porqué recibidor o comedor no se puede llamar al espacio que unían las habitaciones (5 en total, inclusive baño y cocina), aunque hubiera una mesa con dos sillas recién aprovechadas del container.
La casa del Javi, era mejor, sin recibidor, ni comedor, tampoco, pero tenía una elegante habitación, no por su atrezzo, ni por sus elementos, mas, sí por su espacio y su ventana. Igual que la cocina y el baño, bastante amplios y con buen aspecto (creo que Donato tenía bastante parte de culpa).Porqué el Javi tenía compañeros, y lo digo en plural, y uno de ellos era Donato, un ser misterioso, tan capaz de poner fotos de Laura Pausini en la parte de fuera de la puerta de su habitación (¿por qué en la parte de fuera?), como su especial habilidad por controlar, saber y hasta preguntar por los otros miembros de la casa, “una madre” con veintitantos años de edad. O Tech, otro carismático compañero de Anagnina, un coreano de correcto inglés mas, pésimo italiano, de reducido tamaño, al que sólo vi en un par de ocasiones, y siempre para hacer un poco de footing en las frías, inseguras y poco iluminadas explanadas de Anagnina, o el colega Giusseppe, un siciliano que luego vendría a nuestra futura casa.
Y por otro lado mi particular compañero de casa, Gerardo. Había otro, un griego, pero duró poco y nunca llegamos a intimar, además de mi poca amistad con la gente helena, el tipo, estudiante de químicas, se prodigaba poco por casa, algo normal también. Se piró y no lo vi más. El compañero, con el que sí intimé más, y bien he dicho, se llamaba Gerardo. Qué tipo, 30 años, italiano, de una pequeña ciudad cerca de Nápoles, camarero y que vivía bueno sigue viviendo porqué ahí le dejé yo, en el sitio más feo, sucio, y grotesco de toda Roma. Un amante del Rock y de la Roma (el equipo de fútbol), a la vez que simpatizante de Mussolini. Un tipo extraño, que con el tiempo le cogí simpatía. No sé bien, si por nuestras largas charlas de actualidad (aunque no coincidiéramos en nada), o bien por su curiosa manera de llamarme (“HOMBRE”)... lo cierto es que tras los ruidos, tras esa música/canturreos exageradamente altos, se escondía el único ser que habitaba ahí (mejor pocos y bien avenidos, que muchos y mal arreglados, me solía decir en su romano cerrado, que los primeros días apenas descifraba). Lo indiscutible, es que me costo poco habituarme a esa cosa (no me atrevo a llamarlo casa), porqué no dejó de ser mi primera “stanza” en Roma. Por cierto, si cualquiera hubiera venido conmigo el primer día, cámara de video en mano, como si fuera un evento a recordar, eran sobre las 20h de la noche, con un frío sobrecogedor, detrás de la coleta de Paride (nuestro contacto de la agencia). Justo en el momento de entrar, hubiera cualquier ficticio acompañante hubiera dejado de grabar, la estupefacción, lo caricaturesco de la situación, y al ver mi cara compungida y cariacontecida hubiera dicho, “vámonos, aquí no se puede vivir...” Pero el tal Paride éste, se limitó a decir: “ándele, ándele (con exagerado acento mejicano) entri, entri. El “ragazzo spagnolo”, es decir yo, que era como me llamaba, estaba en la puerta sin querer cruzar el umbral. Apesadumbrado, abrumado por tanta hostilidad, y encima, él de la coleta diciéndome cosas en mejicano... qué vivencia la de aquel día!!

Y AL FIN JUNTOS:
Todo quedó ya en el pasado, y a día de hoy podemos dedicarnos a vivir en feliz matrimonio, en habitaciones separadas, por supuesto. Vivimos a día de hoy con dos sicilianos, jóvenes estudiantes (uno es el compañero de Anagnina y el otro Leonardo, aunque poco sabemos, son buena gente). Y aún faltan dos habitaciones más por llenar, cada día va viniendo gente para verlas, pero hasta la fecha no hay nadie. El barrio, al menos, es el mismo que el del cuchitril donde vivía yo, un barrio afable y vivo, lleno de gente, TorPignatara, a 30 minutos de todo, pero lleno de vida. La verdad, es que durante estos días, obviamente, hemos vivido muchas más anécdotas y vivencias personales, pero, el hecho de intentar vivir en Roma o en cualquier parte del mundo (me imagino, aunque no he estado en más) es verdaderamente una experiencia...

Y hasta aquí puedo, contar espero haber podido hacer reflejar un poco la realidad de todo este corto y efímero periplo, aunque si no lo he conseguido, como mínimo me conformo con una pequeña sonrisa... sin más que contar me despido de ti con tanti forti abraci e molti baci da Roma!!!!!
PD: Acabo con una frase que me ha dicho el Javi que ponga, la dijo Garibaldi, no tiene mucha importancia, pero esta un poco pesadito con que la ponga: “O ROMA O MORTE”. Ya te lo he dicho, seguramente no sepas quién es Garibaldi, ni a que viene esto, pero a veces es un poco “pesaíco” el chaval con las frases que lee...

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